Apertura del club (Priv)

Al llegar a la nueva ciudad, con todo el dinero que había conseguido en mis robos, sobre todo del que robé a mi supuesto padre, además de con una buena amistad que hice, ambos decidimos comprar un club, para convertir aquél edificio en un santuario del placer. Era una buena idea, pues eso faltaba ahí, no todo eran museos, galerías y bares. Los que sentíamos pasión por el sexo, necesitábamos un sitio donde espresarnos, divertirnos y aprender cosas nuevas, por eso necesitábamos muchas salas, y muchas cosas más.
Mi socio y yo habíamos quedado en ir para pensar en las cosas que íbamos a hacer en el lugar, planear todo lo que íbamos a hacer allí.
Entré en el lugar, observando la amplitud de éste, viendo que mi socio ya estaba ahí.
- Buenos días, siento si te he hecho esperar mucho. - le saludé esbozando una leve sonrisa, de forma amigable.

Había sigo un muy buen negocio, solo tenia que esperar que llegara mi Socia, fumando un cigarrillo, apoyado en una señal de tránsito, cuando la vi acercarse, esbocé una sonrisa...

- Buen día Rose, descuida, no tardaste demasiado, Entremos? *Dije tendiéndole la mano*

El lugar, era maravilloso, imponente, seductor... Y todo eso, a plena luz del día, por la noche, seguro sería muchísimo mejor, un escalofrío recorrió mi espalda, esto prometía, ya estaba completamente restaurado, ahora, debían comenzar las decoraciones de determinadas salas, los cuartos de juegos y las pistas de baile y lo demás, sin duda, la mano de una chica seria de mucha ayuda...

Miré a mi socio, para luego tomar su mano, lo cierto era que podía confiar en él desde el momento en el que lo conocí, él conocía la mayoría de mis secretos, y yo conocía alguno de los suyos.
Tras asentir a mi acompañante, entramos ambos en el club. Yo me quedé observando el maravilloso lugar que esta ante nosotros.
- Me encanta el lugar, lo sacaremos adelante para que llegue a ser un santuario del placer. - comenté mirando asombrada todas las posibilidades que nos ofrecía el club.
Comencé a caminar por la gran sala que nos acogía, observando cada detalle de esta, planeando cómo podría quedar aquella zona; observé de lejos una gran escalera, la cual se dividía para formar dos pasillos, en los cuales se podían observar varias puertas, las cuales yo creía que sería buena convertir algunas en salas de juego y otras en a saber qué.
- ¿Qué ideas tienes? - pregunté fijando nuevamente la mirada en mi socio.

La miré sorprendido, pensando en algo mientras encendía un cigarrillo...

- Pues, podríamos tener habitaciones temáticas, y algunas salas de juegos, si me entiendes mi querida *Dije sonriendole travieso*

la idea me atraía bastante, y eran muchas las posibilidades de un juego relativamente suave, o para un rato de amor pagado, la observé, tomándola de la mano, la llevé hacia lo que sería la Discotheque, enseñándole como estaba quedando la decoración del lugar...


- Espero que sea de tu agrado *Dije abriéndole la puerta*

Escuché lo que me decía, haciéndome pequeñas ideas de lo que me decía, en mi cabeza se veía bastante bien, y podría salir adelante, por supuesto.
- Me parecen unas grandísimas ideas, podría salir bien, por supuesto. - comenté, haciendo un leve movimiento de asentimiento con la cabeza.
Tomé su mano, para entrar en la discotheque, se veía muy bien, y lo mostré abriendo un poco la boca, en señal de sorpresa.
- Vaya, ¡está quedando muy bien! - dije emocionada, de tal manera que abracé a mi socio de forma suave, en un acto reflejo.

La abracé correspondiendo tiernamente el abrazo, me alegraba que le gustara, honestamente, yo era pésimo en estas cosas, le había pedido ayuda a una amiga, quien me había dado unas ideas, sin llegar a entender de que le hablaba, aquello me hizo sonreír divertido, la conduje a cada uno de los rincones de la discotheque, para que supervisara el avance, solo faltaba que trajeran las provisiones y estaría listo para comenzar a funcionar...

- Me permites? *La tomé de la mano, llevándola hasta la pista de baile* Que te parece? *Dije mientras las luces comenzaban a funcionar*

Una suave melodía comenzó a sonar, mientras que las luces recorrían el lugar, de manera traviesa y provocadora, invitando a la diversion...